miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿y tu?


Y ella ya no sabía dónde acababa la música y empezaban las vibraciones en su cerebro, no sabía en qué momento el cigarro de su boca se había consumido mientras él manejaba todo el cotarro, ni tampoco cuánto alcohol corría en sus venas. Sólo de vez en cuando, al tocarse la cabeza podía palpar una gran maraña de melena enredada fruto de agitar la cabeza o vete tú a saber qué. Llevaba los más altos tacones, de esos que se tensa el gemelo, como el de un futbolista, tan solo con "estar". Un eco de risa escuchaba de sí misma, se oía reír y reír, se sentía incluso sudar. Estaba en esos momentos en que cada poro de tu piel está plenamente receptivo, tus pupilas están totalmente abiertas, sí, es una especie de concentración involuntaria. Empezó a coquetear con su lápiz de labios, marcando así el filtro de cada pitillo con un sello irrepetible. Y si pasan las horas, y se hace de día, el nudo sigue en tu melena, la risa en tu boca, y poco lápiz ya en tus labios. Pero miras al sol con desafío, con actitud soberbia, como diciéndole: "lo que te has perdido en tu ausencia.." y así va ella, avanzando por el centro del camino, Dejando tras suya un rastro de sensaciones y de colores, imperceptible para muchos.
Y se siente con ganas, se siente bien.

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