¿No es increíble?, digo lo de tener que pasar muchas horas con un niño pequeño para darnos cuenta de lo poco que aprovechamos nosotros el tiempo, lo que nos cuesta decir que “no” a las cosas, y lo malgastado que tenemos el “sí” de tanto usarlo, por no hablar de los “te quiero”, siempre los decimos y nunca los demostramos, y la mayoría de veces que vamos detrás de alguien no es para quedarnos.
Nos hemos olvidado de cómo se rompe a reír de tanto que hemos roto a llorar, y hace muchos años que no sabemos lo que significa el “ahora”.
Y encima somos unos grandísimos expertos en hacer todo luego, porque pensamos que siempre hay tiempo para todo, hasta que te das cuenta que el tiempo pasa volando, y tú lo has empleado a en hacer otras cosas que al final te acaban pareciendo auténticas chorradas.
Alejamos nuestras pasiones y hobbies porque siempre tenemos algo más importante que hacer, y muchas veces a las personas que no queremos las aguantamos por no hacerles daño, y no sabemos que estando a su lado sin querer estarlo les hacemos todavía más daño…
¿Y si un día nos diera por gritar a los cuatro vientos lo que deseamos y amamos de verdad?, ¿Y si nos diera también por gritar lo que no queremos cerca o no nos apetece hacer?, tal vez el día que nos de por todo esto ya sea tarde, porque en lo que sí que somos expertos es en llegar tarde, llegamos tarde a los sitios, presentamos las cosas tarde, nos arrepentimos tarde, y nos damos cuenta de lo que nos importaba alguien cuando ya se ha ido y es tarde para llamarle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario